miércoles, 12 de agosto de 2009

48 Horas en Dakar

por Luis Miguel Hernandez Bravo (El oso polar)


El viaje comenzó el 16 de Julio en el Aeropuerto de Madrid Barajas. Alli estaba yo esperando un vuelo de Iberia con destino Dakar la capital de Senegal, una vez que esperaba el vuelo comencé a darme cuenta de que iba a ser muy diferente a cualquier otro sitio donde había estado antes, allí estaba yo esperando para el embarque rodeado de Senegaleses los cuales en su mayoría vestían sus ropas Africanas, y eso es lo que pensé “esto es otro mundo”...

Al llegar a Dakar, no percibí demasiado cómo era la ciudad debido a la oscuridad de sus calles, eso sí, si algo percibí fue el hecho de que en el aeropuerto había muchas personas esperando algo, no esperaban pasajeros, ni esperaban dinero de turistas, sino que era algo así como un entretenimiento el ver llegar a la gente, es algo así como cuando en los pueblos de España la gente anciana se sienta a observar como la gente pasa, “tomar el fresco” que se suele decir..., una vez allí me recogieron y me dirigí al hotel en el que me alojaba, estaba a unos 20 minutos del aeropuerto, allí me acomodé y seguidamente fui a preguntar a la recepción para contratar alguna excursión al día siguiente, así me decidí por la de la reserva natural de Dakar, Reserve de Bandia , esta se encuentra a unos 60 kilómetros de Dakar, pero no nos podemos engañar, eso no significa 30minutos de coche, si no cerca de las dos horas, ¿os podéis imaginar por que verdad?, exactamente, las carreteras son malas, y atestadas de tráfico y viandantes, coches viejos averiados, mercados y un largo etcétera de inconvenientes a la hora de moverte, pero a su vez ricos y enriquecedores a nivel personal, una vez metido en la furgoneta que me iba a transportar hasta la reserva mandé un mensaje a mi madre en el que la describía de esta manera lo que sentía, “mamá, estoy en Dakar, esto es otro mundo”, y exactamente, eso era lo que sentía, me veía inmerso en algo que jamás había sentido, era otra cosa, era otro mundo, era esa África que se me quedaba tan lejos en el tiempo, como en la distancia, la ropa de sus gentes, sus casas, las calles sin asfaltar, sin alcantarillado, algo muy distinto, muy lejano a lo que yo siempre he estado acostumbrado, mas o menos rodeado de comodidades, tenemos casi todo solucionado, frigoríficos para la comida, contenedores de basura, iluminación, allí era otra cosa, era otro mundo por descubrir, ver niños jugando descalzos, mezclados con algún hombre de traje al modo occidental, las mujeres portando muchísimas cosas encima de la cabeza, animales encima de los coches, algo realmente diferente, y sus mercados con gente agolpada a los lados de los coches intentando venderte cosas de cualquier tipo: desde balones de fútbol, caramelos, botes de pintura, pasando por escobillas para los limpiaparabrisas, algo que nos suena extraño, pero que debemos comprender que de esta manera vive un continente entero, y es simplemente eso, un modo de vida...
Una vez pasadas las dos horas de viaje, se abrió ante mí algo desconocido, el poder ver animales como jirafas, rinocerontes, gacelas, cocodrilos..., algo que nunca había podido ver en su hábitat, y que realmente no me defraudó en absoluto, en este parque viven en semilibertad, para así proteger estas especies de cazadores furtivos, manteniéndolas en un lugar seguro donde puedan seguir criando, evitando su caza de forma indiscriminada para simplemente usarlas como souvenir de persona pudiente y bajo mi punto de vista hortera (no penséis que estoy en contra de la caza, que no lo estoy en absoluto, pero n me gusta ver como la gente mata animales para hacerse un cenicero con la mano de un mono, o quedarse un cuerno de rinoceronte, para poner en el despacho...).

La visita al parque duró unas 2 horas, vas subido en un 4x4 pick up adaptado con asientos arriba y un toldo para quitar el sol, un sol de justicia especialmente en esta época del año, pero que yo por suerte no tuve un calor excesivo al ser un día de nubes y claros..., allí en medio de los Baobabs y las acacias, pude contemplar un paisaje ajeno a mí, a mi mundo, a mi percepción de la naturaleza, era tan diferente, el color rojizo de la tierra, la vegetación, el olor de las plantas y por supuesto el tamaño de los mosquitos...
Después de la visita al parque que os recomiendo a todos, estuve charlando con un local que me explicó como hay que tener cuidado con los mosquitos en esta parte del país en esta época, pues cuando realmente salen a millones buscando sustento, y como la zona sur este está atestada de mosquito todo el año, con el peligro que puede ser la transmisión de enfermedades tropicales tipo paludismo o malaria, fiebre amarilla y un largo numero de semidesconocidas por la ciencia... pero bien conocida para los lugareños.
Una vez dirigiéndome de vuelta a la ciudad el tráfico se volvía más y más denso, cuando de repente me arrepentí de lo que había hecho y fue preferir no comer en la reserva y hacerlo en la ciudad, era viernes, país musulmán, así que a las 14.00 todo el mundo se puso a rezar, coches parados, mercados parados, un auténtico jaleo, fue ahí cuando emergencia número dos, necesitaba ir al baño, había bebido al menos 2litros de líquido y realmente necesitaba orinar, pregunte al guía que hacer, no quería ponerme a orinar en la puerta de la casa de ningún Senegalés, aunque ellos lo hacen..., así que fui a una gasolinera y allí pedí permiso, el baño era el de los trabajadores, un sitio sucio con una letrina y llano de todo tipo de insectos, los Senegaleses me miraban extrañados y riendo a su vez, hicieron algún comentario jocoso, que no entendí, para ellos eres eso un blanco medio tonto perdido del mundo, (algo así como para nosotros el típico guiri achicharrándose en las playas de la costa del sol), una vez hice lo que tenía que hacer fui al furgón de nuevo y después de esperar casi 45minutos aquello se volvió a mover de nuevo..., una vez llegué a la ciudad me fui con el guía a dar una vuelta a ver algo de la ciudad donde me compré un traje senegalés por tan solo 10€ la camisa y pantalón, posiblemente hubiera pagado menos si hubiera sido mas pesado con el regateo, pero realmente creo que hay un límite en el regateo y a mi 10€ no me solucionan nada, pero allí come toda una familia muchos días.

Una de las personas que venia de viaje en la furgoneta hizo una foto a un grupo de mujeres del mercado, cuando una de ellas vino a la furgoneta muy enfadada, pues para ellos es algo muy malo el hecho de que se les tomen fotos, y no solo por el hecho de ser musulmanes y tener un concepto diferente de lo que representan las imágenes, si no que ellos continúan de una manera mas o menos importante con sus religiones animistas, así que no les hace ni pizca de gracia el hecho de que les tomen una foto donde salen reflejados, es un tema muy importante, es el alma lo que se refleja...

De vuelta al hotel el sol caía y con el sol, salía la gente a correr por la playa, hacer deporte, y fue al caer el sol cuando vi una gran estatua, y con la caída del sol se me cayó cierta esperanza de que algún día puedan mejorar.


Al día siguiente tuvimos la suerte de conocer a una persona española que trabaja en Senegal en temas de inmigración. Supongo que recordáis los cayucos, pues bien antes comentaba que se me cayó cierta esperanza de que puedan salir de su pobreza, y pobreza no es ir descalzo o no, o no tener un centro comercial para ver películas y comer palomitas, pobreza es que tu hijo se ponga malo de gripe y se muera, o de una diarrea, por no poder pagar un medicamento que hasta hace poco a nosotros se nos regalaba, que una apéndice sea algo fatal y mortal, eso es pobreza y lo que es peor la pobreza moral que tienen sus políticos, así es, esta persona española nos acercó a ver la gran escultura que se esta haciendo a las afueras de la ciudad, hecha en piedra y bronce, de un tamaño desmesurado, era un monumento a la Negritud, este gran monumento denota lo pobre de sus dirigentes, su falsedad y mala fe, este monumento costaba la friolera de cuarenta millones de euros, que es el dinero que se ha dado de Europa a Senegal para poder apaliar los problemas de subdesarrollo que soportan, la broma no se quedaba aquí, si no que los trabajadores no eran Senegaleses que se juegan la vida para llegar a Canarias en sus Cayucos, si no trabajadores Chinos como la empresa que lo construía, realmente algo escandaloso y fuera de tesitura para cualquier persona con un poco de corazón y cerebro...

Después de enterarme de esto, nos fuimos a dar una vuelta en su coche por el centro, allí pudimos ver la Catedral de Dakar, donde desde la calle se podían oír canciones al mas puro estilo Africano, nos dirigimos también a la mezquita mas pintoresca de Dakar, pues se encuentra a unos metros de la playa ,y también una de las mas grandes.

La gente es de aspecto tranquilo y relajado, y este español nos estuvo contando como la ciudad es bastante segura al margen de carteristas y buscavidas, fuimos a comer a un local frecuentado por europeos, este sitio se encuentra en un muelle en la playa cercano a las zonas exclusivas de Dakar, Embajadas, casas de gente adinerada..., aunque se sigue viendo calles bastante desastrosas en cuanto a sus aceras y carreteras..., yo comí algo de carne de buey a la parrilla, y también deguste el plato típico de Senegal que es un tipo de pescado similar a la lubina o róbalo con arroz. después de comer nos fuimos al faro de la ciudad donde se podía ver una bonita panorámica de la ciudad, desde allí me fui al hotel y después de hablar con una de las personas que habían venido al viaje nos decidimos por irnos juntos a la playa donde se baña la gente local, por la calle algún que otro buscavidas se nos acercó para ver que podía sacar, pero ignorándole un poco se marchó rápido, una vez en la playa, vi la magia del África negra, le encanta estar en grupo tanto fuera como dentro del agua, cantaban, se bañaban, aunque no saben nadar en su gran mayoría y eso que son un pueblo de pescadores..., allí bailaban y reían, había mujeres vendiendo erizos de mar a la parrilla, pescados, la verdad que era tan extraño como interesante, a la vez que enriquecedor, yo he tenido la suerte de estar allí viviendo todo esto aunque solo fuera por 2 días, pero sin duda me ha servido para ver más allá, otro mundo, otra cosa diferente, en Sudamérica puedes ver que hay pobreza en algunos lugares pero casi todo es similar a Europa o Estados Unidos, cines, centros comerciales, tiendas..., en Dakar no, era eso otro estilo de vida completamente diferente, un paraíso ara los sentidos, otro mundo por descubrir, ojalá pueda volver y ver todo aquello que tiene por descubrir.



Luis Miguel Hernández Bravo (El oso polar)

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